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Categoría: Educación

Abejas aceiteras

Abeja nativa de Chile, Centris cineraria (Apidae) forrajeando una Calceolaria segethii.

La mayoría de las personas saben que las abejas recolectan néctar y polen. Sin embargo, más allá de las hojas existen especies que recolectan aceites de ciertas plantas,mediante una relación mutualista. Las plantas se benefician de la polinización llevada a cabo por las abejas cuando visitan las flores en busca de aceites, néctar y polen.

En Chile, a la fecha, hay dos géneros de abejas aceiteras conocidos: Chalepogenus y Centris. Ambos géneros pertenecen a la familia Apidae y son polinizadores especializados en plantas oleosas, es decir que generan aceites.


Estas abejas son especialistas en la recolección de aceite de plantas del género Calceolaria, entre otras. En la foto Calceolaria nitida.

Capachito blanco (Calceolaria nitida)

Por otro lado, el género Centris es más diverso y se distribuye ampliamente en América, desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina, incluyendo Chile. Estas abejas recolectan aceite de plantas de varias familias, como Malpighiaceae y Krameriaceae.

Centris rhodophthalma recolectando aceites de las flores de la Dinemagonum gayanum


Estas abejas aceiteras son especialistas en recolectar aceites florales de plantas específicas, estableciendo una relación de mutualismo con ellas. Las flores de estas plantas oleosas, como las del género Calceolaria, han evolucionado para producir aceites en lugar de néctar como recompensa para sus polinizadores.

Abeja nativa de Chile, del otro grupo de “abeja aceiteras”, Chalepogenus caeruleus (Apidae). Forrajeando una flor de Calceolaria sp. de la cual obtienen, además, aceites,



A primera vista, una abeja Chalepogenus parece una abeja común, pero en realidad es una experta en recolectar aceite. Sus patas traseras están especialmente adaptadas para este propósito, con estructuras especializadas que les permiten recolectar y transportar el aceite floral de manera eficiente, el que es utilizado, principalmente, para:

Impermeabilizar el nido: Las abejas aceiteras también utilizan los aceites recolectados para recubrir las paredes de sus nidos. Este revestimiento impermeabiliza el nido y protege a las larvas del exceso de humedad y de hongos u otros microorganismos que podrían ser perjudiciales para el futuro desarrollo.

Alimentación de las larvas: Las abejas aceiteras mezclan los aceites florales con polen formando una pasta que sirve como alimento para sus larvas en el futuro. Esta mezcla proporciona nutrientes esenciales y es una parte importante de la dieta de las futuras larvas.

Centris nigerrima recolectando aceites de una Calceolaria sp



Las abejas del género Chalepogenus se encuentran principalmente en la región andina, donde las plantas oleosas que visitan son abundantes. Su vida comienza en el nido, donde la hembra construye una serie de celdas para depositar sus huevos y almacenar el aceite recolectado.

La hembra recolecta el aceite de las flores y lo mezcla con polen para crear una pasta aceitosa que sirve como alimento para sus larvas. Esta mezcla se almacena en las celdas del nido, proporcionando a las larvas una fuente de alimento rica en nutrientes y energía. Además, el aceite también se utiliza como material de construcción para el nido, creando un ambiente adecuado para el desarrollo de las larvas.

Una vez que las larvas han completado su desarrollo y se han transformado en abejas adultas, emergen del nido y comienzan a buscar alimento y machos para copular. Las abejas macho y hembra se encuentran en las flores de las plantas oleosas, asegurando la polinización de las plantas y el éxito reproductivo tanto de las abejas como de las plantas.

En su entorno, las abejas Chalepogenus tienen un papel fundamental en la polinización de las plantas oleosas que visitan. A su vez, las plantas proveen a las abejas de una fuente de alimento y un hábitat adecuado para su reproducción y supervivencia. Esta relación mutualista es un ejemplo perfecto de cómo las especies en un ecosistema están interconectadas y dependen unas de otras para prosperar.

No es llegar y entrar, requiere técnica y fuerza, las abejas aceiteras del género Chalepogenus la manejan a la perfección. Aquí sólo 2 movimientos de la serie para abrir el labio de la Calceolaria, enganchar, desplazar y acceder. Recompensa: óleos altos en energía y multiuso.

No todos los óleos son similares

Funciones

Las plantas oleosas presentan diferencias significativas en la calidad de sus aceites y en su composición química. Estas diferencias impactan en el uso final que las abejas recolectoras de aceites hacen de ellos. Por ejemplo, las especies de Calceolaria producen aceites ricos en Ácidos grasos (linoleico, oleico, palmítico), que son vitales para la alimentación de las abejas, ya que proporcionan una fuente valiosa de energía y nutrientes necesarios para el desarrollo y la supervivencia de las abejas.

Por otro lado, plantas, por ejemplo: la Krameria cistoidea producen aceites con una composición química diferente (Resinas y compuestos fenólicos, a menudo de menor calidad en términos de valor nutritivo por lo que se  destinan para la impermeabilización y construcción del nido. Las abejas recolectan estos aceites resinosos para proteger sus nidos de la humedad y posibles patógenos (ej antimicótico), asegurando un entorno seguro para sus futuras crías.

¿Qué son las abejas cleptoparásitas?

Las abejas cleptoparásitas son un grupo de abejas que han evolucionado para vivir como parásitas de otras abejas, así es. A diferencia de las abejas solitarias y las abejas sociales, que construyen y cuidan sus propios nidos, las abejas cleptoparásitas depositan sus huevos en los nidos de otras especies de abejas, aprovechando cuando la abeja sale a forrajear, que luego utilizan como huéspedes para que sus larvas se desarrollen, siendo eliminada. En este artículo, abordaremos algunos aspectos de la biología y ecología de las abejas cleptoparásitas, incluyendo su diversidad, hábitos y comportamientos parasitarios, así como su papel en la polinización.

Abeja cleptoparasita
Abeja nativa de Chile, Doeringiella gayi (Apidae) forrajeando flores de Pluchea absinthioides.
Abeja cleptoparásita del género Svastrides y Svastra, posiblemente de Diadasia y Caupolicana.

Diversidad de abejas cleptoparásitas

Las abejas cleptoparásitas se distribuyen por todo el mundo.

Los aspectos biológicos de las abejas cleptoparásitas están relacionados con su modo de vida. La hembra entra al nido de su huésped cuando este está ausente (forrajeando) y pone un huevo en la pared de la celdilla. El huevo de la abeja cleptoparásita tiene un desarrollo más avanzado que el del huésped y la larva tiene mandíbulas poderosas que le permiten destruir el huevo o la larva del huésped. Luego se alimenta del polen y néctar almacenado en la celdilla hasta completar su desarrollo.

Hábitos y comportamientos parasitarios

Las abejas cleptoparásitas han desarrollado una amplia variedad de estrategias para engañar o forzar a sus huéspedes a alimentar a sus larvas. Algunas especies de abejas cleptoparásitas ponen sus huevos en los nidos de sus huéspedes y luego desaparecen, dejando que los huéspedes críen a sus larvas junto con las suyas propias, les suena este comportamiento, bueno, es algo similar al comportamiento de aves como el Mirlo o el Cuco. Otras especies depositan sus huevos en los nidos de sus huéspedes y luego matan o desalojan a las larvas de los huéspedes para que sus propias larvas puedan alimentarse de los recursos disponibles.

En general, las abejas cleptoparásitas pueden ser altamente especializadas en los tipos de huéspedes que parasitan.

Wild bees, sleep males
Agregación de abejas nativas del género Epiclopus, cleptoparásitas de las Centris

Impacto en los huéspedes

Los efectos de las abejas cleptoparásitas en sus huéspedes pueden ser muy variados. En algunos casos, las abejas cleptoparásitas pueden tener un impacto negativo en la salud de sus huéspedes, ya que pueden transmitir enfermedades o debilitarlos al robar su comida. También pueden reducir la cantidad de recursos disponibles para las abejas huéspedes, lo que puede afectar su capacidad para reproducirse y sobrevivir. En algunos casos, las abejas cleptoparásitas pueden incluso llevar a la extinción de sus huéspedes.

En términos de impacto en la biodiversidad, las abejas cleptoparásitas pueden tener un impacto negativo al reducir la población de sus huéspedes y, en algunos casos, llevar a la extinción de especies de abejas. Las abejas son una parte importante de los ecosistemas, ya que son responsables de la polinización de una gran variedad de plantas, incluyendo muchos cultivos de importancia económica. La pérdida de especies de abejas puede tener un efecto cascada en la cadena alimentaria y la biodiversidad en general.

Las abejas cleptoparásitas pueden reducir la población de sus huéspedes al competir por los recursos que necesitan para reproducirse. Al depositar sus huevos en los nidos de otros, las abejas cleptoparásitas están utilizando los recursos que de otra manera estarían disponibles para las abejas huéspedes. Además, las abejas cleptoparásitas pueden debilitar a sus huéspedes al competi por néctar, transmitirles enfermedades o matar a sus larvas.

No todo es malo

Abeja cleptoparásita Sphecodes sp llena de polen gracias a la carga estática.

En algunos casos, las abejas cleptoparásitas también pueden tener un impacto positivo en la biodiversidad al proporcionar servicios de polinización a plantas que de otra manera no serían visitadas por abejas. Al parasitar a diferentes especies de abejas, las abejas cleptoparásitas pueden transferir polen de una variedad de plantas, lo que puede aumentar la diversidad de polinizadores en un ecosistema.

Es importante tener en cuenta que el impacto de las abejas cleptoparásitas en la biodiversidad puede ser complejo y depende del contexto. En algunos casos, las abejas cleptoparásitas pueden actuar como controladores biológicos de especies de abejas huéspedes que se han vuelto demasiado abundantes y pueden estar causando daño a un ecosistema. Además, algunas especies de abejas cleptoparásitas pueden ser más especializadas en parasitar especies de abejas que son comunes y abundantes, lo que limita su impacto en la biodiversidad.

Wild bee, parasitic bee, abeja parásita
Abeja nativa de Chile, perteneciente al género Isepeolus (Apidae), tribu Epeoloidini. Abeja cleptoparásita, en este caso coloca sus huevos en la celdillas de abejas pertenecientes, principalmente, al género Colletes.

Impacto en la biodiversidad

En términos de impacto en la biodiversidad, las abejas cleptoparásitas pueden tener un impacto negativo al reducir la población de sus huéspedes y, en algunos casos, llevar a la extinción de especies de abejas. Las abejas son una parte importante de los ecosistemas, ya que son responsables de la polinización de una gran variedad de plantas, incluyendo muchos cultivos de importancia económica. La pérdida de especies de abejas puede tener un efecto cascada en la cadena alimentaria y la biodiversidad en general.

Las abejas cleptoparásitas pueden reducir la población de sus huéspedes al competir por los recursos que necesitan para reproducirse. Al depositar sus huevos en los nidos de otros, las abejas cleptoparásitas están utilizando los recursos que de otra manera estarían disponibles para las abejas huéspedes. Además, las abejas cleptoparásitas pueden debilitar a sus huéspedes al robarles su comida, transmitirles enfermedades o matar a sus larvas.

En algunos casos, las abejas cleptoparásitas también pueden tener un impacto positivo en la biodiversidad al proporcionar servicios de polinización a plantas que de otra manera no serían visitadas por abejas. Al parasitar a diferentes especies de abejas, las abejas cleptoparásitas pueden transferir polen de una variedad de plantas, lo que puede aumentar la diversidad de polinizadores en un ecosistema.

Es importante tener en cuenta que el impacto de las abejas cleptoparásitas en la biodiversidad puede ser complejo y depende del contexto. En algunos casos, las abejas cleptoparásitas pueden actuar como controladores biológicos de especies de abejas huéspedes que se han vuelto demasiado abundantes y pueden estar causando “daño” a un ecosistema. Además, algunas especies de abejas cleptoparásitas pueden ser más especializadas en parasitar especies de abejas que son comunes y abundantes, lo que limita su impacto en la biodiversidad.